En sus orígenes, la población humana se alimento de la vida silvestre hasta cuando su demanda superó la oferta ambiental de alimentos, desde entonces la especie humana se volvió sedentaria e inicio el proceso de domesticación de plantas y animales con el consecuente desarrollo cultural y tecnológico que hoy conocemos, de esta forma los recursos genéticos silvestres surgidos por selección natural dejaron de tener valor de uso exclusivo como bien de consumo para convertirse, a través de la selección artificial, en objetos de valor de cambio dentro de una estructura económica social ajena a los principios de la economía ambienta
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